Paolo Guerrero: Esclavo de sus palabras


Por: Milena Merino.

Lima, 16 de agosto de 2022


Los sueños, sueños son. En nuestro rol como comunicadores, podemos analizar, opinar y valorar las distintas decisiones que los futbolistas profesionales pueden elegir, a lo largo de una carrera profesional, sin embargo, son ellos los únicos dueños de su futuro como también, de las consecuencias -tanto positivas como negativas- que estas pueden generar.


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El caso de Paolo Guerrero y Alianza Lima es muy especial. En muy pocas ocasiones, un jugador de la talla y trascendencia del “Depredador” aseguró, durante tantos años, con la confianza propia de un visionario, que jugaría en el cuadro “Blanquiazul”. Sin revelar la fecha, el goleador ilusionó desde sus primeros pasos en el balompié, a todo el pueblo íntimo con un auspicioso debut portando la camiseta “Íntima”.

Los años transcurrieron, Guerrero forjó una exitosa y reconocida carrera, tanto a nivel nacional como internacional, cumpliendo el sueño de todos los peruanos: la clasificación a una Copa del Mundo tras 36 años. Ganó el mundial de clubes, logró disputar una final de Copa América y se dio el lujo de jugar en 3 grandes equipos de Brasil.

Con el correr de los años, la ilusión, generada por la promesa del propio Guerrero, se llegó a transformar en una expectativa, firme y concreta, no solamente para los hinchas, sino también para la misma institución quienes, valiéndose de la palabra del jugador, como también de su permanente apoyo y predisposición al momento de participar en distintos eventos organizados por el club, iniciaban la ingeniería necesaria para otorgarle al ídolo de multitudes, la oportunidad de extender su legado, en el club de sus amores.

En tiempos actuales, ya con un Guerrero atravesando, hoy en día, la etapa final de su carrera, jugando a una edad, en la cual compañeros de su misma categoría, se desempeñan como directores técnicos, para gran parte de la comunidad deportiva, el momento para su llegada a Alianza era el indicado. Para mala fortuna de la directiva íntima y para sorpresa de propios y ajenos, la mentalidad de Paolo, por lo menos hasta fin de año, es mantenerse a un nivel competitivo, en el fútbol exterior. Lo cual proyecta un gran número de interrogantes: ¿Si no es ahora cuándo? ¿Si el aspecto económico es igual o superior al que puede ofrecer un club del extranjero, por qué optar por seguir en el exterior? ¿Qué más necesita demostrar? entre otras disyuntivas.

El problema, desde mi punto de vista, radica en la concepción de la idea. Uno, lamentablemente, en ciertos casos, se convierte en esclavo de sus palabras y a diferencia de otros jugadores, como Claudio Pizarro y Jefferson Farfán, quienes ante cualquier consulta o sondeo, siempre fueron cautos y precavidos sobre un posible retorno a Alianza, el discurso de Guerrero constantemente fue sólido y sostenido, lo cual, hacía imaginar una pronta vinculación al club. Si bien, existe un gran reconocimiento por el deseo competitivo del ex capitán de la “Bicolor”, todo hace indicar que, en su momento, Paolo no pensó el impacto y la repercusión que sus palabras tendrían en el corazón del hincha, lo cual significa que no tenga la autoridad para decidir sobre su carrera, es suya al fin y al cabo. Por ello, de querer preservar el gran amor que goza por parte de Alianza Lima, al terminar su vínculo con Avaí, sería ideal que aclare su sentir y defina de qué manera y en donde, pretende cerrar su exitosa carrera deportiva. La puerta no está cerrada, del todo. La pelota la tiene Paolo.


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